Esta tecnología
funcionó por más de 140 años. En el Reino Unido, han dejado de fabricarlas desde 20/11/2012.
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El primer intento registrado de producir una
máquina de escribir fue realizado por el inventor Henry Mill, que obtuvo una
patente de la reina Ana de Gran Bretaña en 1714. La siguiente patente expedida
para una máquina de escribir fue concedida al inventor estadounidense William
Austin Burt en 1829 por una máquina con caracteres colocados en una rueda
semicircular que se giraba hasta la letra o carácter deseado y luego se oprimía
contra el papel. Esta primera máquina se llamó 'tipógrafo', y era más lenta que
la escritura normal. En 1833 le fue concedida una patente francesa al inventor
Xavier Progin por una máquina que incorporaba por primera vez uno de los
principios utilizados en las máquinas de escribir modernas: el uso, para cada
letra o símbolo, de líneas de linotipia separadas y accionadas por palancas
separadas.
Durante las décadas de 1850 y 1860 muchos inventores trataron de
crear una máquina de escribir más práctica, pero ninguno lo consiguió hasta
1868, cuando Cristopher Sholes patentó una máquina. En 1873 E. Remington and
Sons, de Ilion, Nueva York, fabricaron el primer modelo industrial. La primera
máquina de escribir Remington, producida para los inventores estadounidenses
Sholes y Glidden, contenía casi todas las características esenciales de la
máquina moderna.
Las
máquinas de escribir pequeñas y portátiles que funcionaron con el principio de
línea de linotipia fueron introducidas en 1912. La más pequeña tenía el tamaño
de un diccionario grande y ofrecía la mayoría de las características de las
máquinas de oficina de tamaño común. Las máquinas de escribir silenciosas, que
entraron en uso después de la I Guerra Mundial, empleaban un sistema de
palancas para accionar las líneas de linotipia, pero ese sistema utilizaba la
presión, en lugar de un golpe, para efectuar la impresión del carácter,
reduciendo así el ruido de la operación.