Josep M. Caralps, propone una tesis que ha revolucionado a la comunidad médica: “es muy probable que el corazón genere sus propios sentimientos y emociones, cuyo transmisor es el cerebro”. Josep es un prestigioso cirujano cardíaco, autor del primer trasplante cardíaco realizado en España, sostiene que con el - corazón - se ha traspasado cierta memoria de la que hace uso el cerebro del receptor, para expresar cosas que tenía el donante. Sin embargo, esta es una afirmación que muchos colegas suyos han recibido con escepticismo. Las críticas que ha recibido no le impiden hacer suya la afirmación de Aristóteles: “El corazón, es el santuario del alma”. Según su tesis, los electrones que tienen las células a su alrededor podrían producir ondas de muchos tipos, capaces de guardar en su memoria o difundir esta sabiduría del corazón. Esto lleva a pensar que este órgano todavía guarda muchas sorpresas. Una de ellas, las neuronas que se han encontrado en él. ¿Quién sabe si tiene una función más allá de la de simples células nerviosas que rigen la contracción del corazón y su sincronización? ¿Y si hubiese muchas cosas que el corazón sabe y el hombre aún desconoce?
Caralps, ofrece el testimonio de
personas que han sufrido un trasplante y que han advertido cambios en su
personalidad, curiosamente similares a los de su donante: a una mujer de 35 años que se le trasplantó el corazón de una joven prostituta (quien murió
en una reyerta), confesó a manera de
testimonio, que nunca le interesó el sexo de un modo especial. Desde el
trasplante, sin embargo, deseaba practicar sexo con su marido todas las noches
y necesitaba masturbarse dos veces cada día. Se aficionó a la pornografía y al
striptease. Posteriormente descubrió la profesión de su donante.
Una de las personas que más indagó
en este tema, fue el neuropsicólogo de la Universidad de Hawái Paul Persal,
quien aseguraba que el corazón es cinco mil veces más poderoso que el cerebro.
Entre los testimonios que recogió se encuentra el de un americano que recibió
el corazón de un suicida y se mató trece años después del mismo modo que su
donante .
Ahora bien, que
dicen las escrituras sobre el tema del corazón. En el Antiguo Testamento, se
usa con mucha frecuencia en un sentido psicológico como centro o foco de la
vida personal interior del hombre. El corazón es la fuente o manantial de las
motivaciones, el asiento de las pasiones, el centro de los procesos de
pensamiento, el resorte de la conciencia. En realidad el corazón se asocia con
lo que ahora se conoce como los elementos cognoscitivos, afectivos y volitivos
de la vida personal. El libro de Proverbios es iluminador en este punto y nos
dice que: es el asiento de la sabiduría (2:10 etcétera); de la confianza (3:5);
diligencia (4:23); perversidad (6:14); las imaginaciones malvadas (6:18); la
codicia (6:25); la astucia (7:10); del entendimiento (8:5); del engaño (12:20);
de la necedad (12:23); la congoja (12:25); la amargura (14:10); el dolor
(14:13); el hastió (14:14); la alegría (15:13); conocimiento (15:14); el gozo
(15:30); la altivez (16:5); la arrogancia (18:12); la prudencia (18:15); el mal
humor (19:3); la envidia (23:17).
Dado que el corazón es considerado
el centro o foco de la vida personal del hombre, la fuente de todos sus deseos,
motivos y decisiones morales –incluidas todas sus tendencias de conducta- no es
sorprendente notar que en ambos Testamentos el llamamiento divino se dirige al corazón
del hombre. El tema es demasiado amplio como para permitir un tratamiento
completo aquí, pero podemos ofrecer un listados de las principales ideas. Los
malos designios, según los rabíes, están localizados en el corazón (Gn.6:5)
está esculpido con el pecado; es engañoso y desesperadamente malo (Jer.
17:1-10); pero puede ser limpiado (Sal.51:10) y renovado (Ez.36:26), y puede hacer
que lleve escrita la ley divina (Jer.31:33), Dios escudriña el corazón
(Ro.8:27); ilumina nuestros corazones con la luz del conocimiento de su gloria
en la faz de Jesucristo (2 Co.4:6); es el limpio de corazón el que tendrá
acceso a la beatífica visión (Mt.5:8). El punto importante es que, sea en el A.T.
o en el N.T., o en la enseñanza rabínica, es en el corazón, en lugares más
recónditos de su ser, donde el hombre es iluminado, limpiado, renovado, por la
atención a la palabra de Dios. Es una renovación interior, un nuevo nacimiento,
una regeneración.
Desde hace tiempo se tiene la
tendencia a pensar en el hombre como influenciado desde afuera, sin embargo,
esto demuestra que claramente que es en el corazón del hombre donde se deben
librar las batallas morales y espirituales, y allí es donde deben ganarse. Por
eso la oración del Salmista: “¿Quién podrá entender sus propios errores?
Líbrame de los que me son ocultos…Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación
de mi corazón delante de ti, oh Jehová, roca mía y redentor mío” (Sal.19:12-14)