Para las mujeres, platicar y
verbalizar nuestros goces, preocupaciones, sentimientos e inquietudes, además
de ser la mejor terapia del mundo, es una señal de apreciación, amistad y apoyo
que fortalece nuestras relaciones.
Sin embargo, esto que para la
mujer es prioridad, para el hombre resulta banal e intrascendente. Es común que
ante una avalancha de voces femeninas, los hombres desarrollen una especie de
bloqueo mental que les impide atender, y mucho menos entender, lo que las
mujeres dicen; y, sin más, dejan de oír; por eso, la mayoría de las mujeres consideran
que la falta de comunicación es una de las fallas más grandes de sus novios,
esposos, hijos o hermanos.
SOMOS DIFERENTES

Es un hecho que las niñas comienzan
a hablar antes que los niños, además de que las niñas de tres años tienen el
doble vocabulario que un niño de la misma edad. En la adolescencia sucede algo
parecido, las adolescentes son más observadoras y retienen con suma facilidad
lo que sucedió en una fiesta que un muchacho al que si se le preguntamos contestara
vagamente. Todo lo anterior nos lleva a comprender por qué una pareja puede tener
conflictos de comunicación, especialmente cuando al final del día se juntan
para cenar. Para él, esas horas del día ya llenaron su cuota de palabras y le
quedan muy pocas ganas de platicar. Sí habló con mucha gente, tampoco tendrá
ganas de comunicarse. Pero, si ese día la mujer se quedó en su casa, es
probable que haya utilizado como máximo unas 2,000 ó 3,000 palabras; así que
todavía le quedan unas 15,000 ¡que no ha expresado!
LAS TRES REGLAS
1.
Se comunican diferente: comprende que la manera
de hablar de los hombres es corta, directa y al grano. Olvídate de rodeos y de
tocar muchos temas a la vez, háblale como a él le gusta escuchar.
2.
Haz una cita: conviene decirle con anticipación
el tema que queremos hablar y cuándo queremos hacerlo. Esto hace funcionar la
estructura lógica de su cerebro y de su buena disposición, además lo hace
sentirse apreciado.
3.
Jamás lo interrumpa cuando hable: esto es algo muy
importante y difícil para nosotras, ya que hablar y escuchar al mismo tiempo es
una forma de mostrar interés.
Tomado del libro de Gaby Vargas "Comunícate Cautiva y Convence"