de las 8 Campanas, solo quedan 4, y dos son originales ? |
EL CANTO DE LAS BULLANGUERAS
Fue justamente en un tren de carretas cubiertas con
toldos que las campanas de la catedral de Huehuetenango llegaron por fin, una noche del 2 de diciembre después de haber realizado una travesía inerrable que
duró dos meses enteros. Don Pedro Mayén,
carretero de Escuintla realizó la proeza. Salió de
la ciudad capital de Guatemala con unas 200 libras de peso, 20 carretas y 40 yuntas de bueyes, aparte el número considerable de sus peones y
boyeros.
Llegó a Huehuetenango con solamente 10 carretas y 20 bueyes e
igualmente mermado en número de sus auxiliares aunque por suerte ninguna
defunción ocurrió entre ellos y sólo tuvo que lamentarse la pérdida de algunos
animales y perdida de gordura que dejaron en los pedregales y
paraderos del largo camino. Las campanas fueron confiadas a un experto fundidor, Don Sabino Orrego, nada menos que con tres años de anticipación.
Es fama que el oro añadido al bronce
asegura una aleación susceptible de dotar a la futura campana de un timbre
claro y sonoro en la voz, razón que explica el énfasis con que muchos
huehuetecos de antaño se ufanaban de haber contribuido con anillos, monedas
acuñadas, prendedores, aretes y cadenas del precioso metal, al loable fin de
hacer más dulce y puro, el canto de las eternas bullangueras.